Específicamente, para las dos últimas mencionadas, las empresas necesitarán conformar tres equipos críticos: uno de gestión de crisis, preparado para actuar en forma oportuna y eficiente ante dificultades inesperadas, otro de transformación digital, enfocado en ofrecer soluciones tecnológicas disruptivas y efectivas, las que permitan al tercer equipo, el de crecimiento, apalancarse en lo realizado por los dos anteriores para retomar la operación y la productividad. Todo esto, en forma flexible y remota.
La empresa conectada del mañana
Con el objetivo de alcanzar un estándar de operación que permita a las empresas reaccionar y responder ante nuevas contingencias sanitarias de escala global, el ejecutivo cree que es necesario realizar ciertos cambios en los paradigmas que sostienen la actividad.
El primero tiene que ver con la tecnología y los datos, cambiando un enfoque monolítico hacia uno de acceso en la nube y a datos democratizados. En relación a las personas, se requiere fomentar el cambio hacia equipos más pequeños, interdisciplinarios y auto organizados. Finalmente, el enfoque relativo a los procesos debe cambiar, desde grandes y largos proyectos, a otros más pequeños, ágiles y de mejora continua. Esto permitirá responder a las nuevas crisis de manera “flexible y resiliente, reiniciando las expectativas y estrategias, para finalmente, crecer a través de la generación y captura de valor agregado”.
Ahora, para que esta empresa conectada alcance la madurez operativa, es necesario implementar plataformas digitales y herramientas para recoger datos y desarrollar benchmarks. Asimismo, estos datos deberán ser utilizados para alterar procesos y optimizar recursos. Por su parte, en lo que respecta a los sistemas, será necesario apalancar la interoperabilidad entre ellos para ganar insights entre funciones, compartiendo información para establecer nuevas capacidades.
La evidencia recogida durante el actual escenario de pandemia, es que las comunicaciones empresariales han experimentado los cambios más relevantes en tecnologías, plataformas y servicios, herramientas de video y web collaboration, VPN, secured internet services, email security endpoint security y soluciones de remote management. En definitiva, es posible resumir estas modificaciones en un impulso al trabajo remoto, una fuerte demanda por herramientas de colaboración, y un empuje a las comunicaciones como servicio.
Las empresas no van a volver a ser iguales
Antes de esta pandemia, unos 30 millones de oficinistas trabajaban desde su hogar con relativa frecuencia. Hoy, ese mismo número se ha multiplicado por 10, o sea, unos 300 millones de empleados han migrado hacia el teletrabajo. Ahora bien, una vez terminada la crisis, es probable que la mitad de ellos continuará bajo esta modalidad de trabajo, lo que significa al menos 150 millones de trabajadores.
Así también, durante la pandemia, la migración hacia el trabajo remoto se ha dado principalmente para la mayoría de los “knowledge workers”, quienes laboran con ideas o el desarrollo del conocimiento. Destacan además los despliegues rápidos basados en la nube y las herramientas de video conferencias implementadas “ad-hoc”.
Finalmente, ¿qué se puede esperar para el escenario después de la pandemia? Junto con algunas aventuradas respuestas, también existen importantes preguntas, cómo si los empleados volverán a trabajar desde sus oficinas en forma asidua, o reconocerán en el teletrabajo su nueva constante. Sin embargo, y “asumiendo que el trabajo remoto se instalará como una alternativa plausible, será fundamental propiciar la generación de entornos colaborativos y dinámicos que optimizan agilidad empresarial y productividad”, señala Iacobucci.