Vivimos en la era del streaming y el entretenimiento digital. Según un reporte de Data Market Forecast, en Latinoamérica los principales proveedores de contenido de video en línea facturarán unos US$851 millones para 2025, el doble de lo recaudado apenas un lustro antes. El portal especializado en datos de mercado Statista, por su parte, señala que el mercado de gaming en la región podría superar la barrera de los US$3.600 millones para fines de este año. 

Detrás de todo este fenómeno subyace un desafío fundamental para los data centers: cómo afrontar los altos requerimientos de conectividad que supone esta enorme cantidad de usuarios intentando acceder a estos recursos que, a su vez, demandan altísimos niveles de ancho de banda y eficiencia. 

El crecimiento del tráfico de datos vinculado al entretenimiento digital es exponencial. Al mismo tiempo, los usuarios están cada vez más exigentes. A diferencia de lo que ocurría con la televisión de aire hace apenas algunos años, cuando una persona podía pasarse un buen rato moviendo antenas o golpeando el aparato para lograr una buena señal, hoy el consumidor de entretenimiento digital quiere tener la máxima calidad de imagen (en general 4K) y una transmisión en verdadero tiempo real, sin delays ni pixelados. Desde el punto de vista de las empresas de la industria, se requiere una disponibilidad altísima, prácticamente absoluta: cualquier corte de señal podría significar la pérdida de clientes. 

Para dar respuesta a todos estos retos, los data centers necesitan ser más resilientes que nunca antes. Flexibles y escalables para crecer según la demanda lo requiera y para incorporar las nuevas tecnologías que ayuden a lograr estos objetivos. Redundantes para garantizar un servicio ininterrumpido, con conectividad de alta velocidad y gran ancho de banda para dar soporte a un volumen que no parece que vaya a detener su crecimiento y con propuestas de autoservicio para que las empresas de la industria del entretenimiento digital puedan acompañar los movimientos del negocio sin demoras y sin depender del proveedor. 

Las redes de distribución de contenido

En particular, las Redes de Distribución de Contenido (CDN, según sus siglas en inglés) se posicionan como una solución perfecta: estructura de borde y sistemas de almacenamiento en caché para acercar el procesamiento de los datos al punto en el que se consume el contenido para disminuir de manera significativa la latencia y asegurar una excelente experiencia del usuario, incluso en situaciones particulares como puede ser un evento de transmisión en vivo a gran escala (un recital, una final deportiva relevante). 

Incorporan tecnologías como balance de carga para conmutar de manera dinámica entre diferentes redes de acuerdo a dónde se produce la demanda o dónde se ubica la red con mayor desempeño, enrutamiento optimizado o seguridad de extremo a extremo (la industria sufre tanto con los ciberataques que atentan contra la continuidad del servicio como con las vulneraciones vinculadas con la piratería del propio contenido que se transmite). 

Otro avance importante lo constituyen las redes definidas por software. Simplifican la administración y la configuración de la red: todas las cargas de trabajo, de toda la gama de tipos de conectividad, se pueden visualizar, coordinar y controlar a través de una plataforma automatizada centralizada en tiempo real, incluyendo enrutamiento, umbrales de tráfico, seguridad y políticas de acceso. 

Mientras todo esto ocurre en las profundidades de la red, en la superficie se produce el milagro: el usuario ve lo que quiere ver, en el momento en que quiere verlo, en el dispositivo de su preferencia y con la máxima calidad.

Jon Paul "JP" McLeary

Autor:
Gabriel del Campo
VP Data Center, Cloud & Security
Cirion Technologies

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