Frente a apagones y ciberataques, las empresas refuerzan su infraestructura digital para garantizar la continuidad de servicios críticos en un mundo que no puede permitirse detenerse.
En un mundo donde la economía, la salud, el transporte y hasta la vida cotidiana dependen de la disponibilidad constante de servicios digitales, los eventos de interrupción masiva, como el reciente apagón eléctrico en España o la serie de shut downs en América Latina ocurridos entre 2023 y 2025, dejan al descubierto la vulnerabilidad de nuestras sociedades hiperconectadas. Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ocupan hoy un rol crítico, no solo en la operación diaria de las empresas, sino también como soporte invisible de servicios esenciales. Por eso, garantizar su continuidad es una prioridad estratégica.
Ante este panorama, las organizaciones han desarrollado estrategias integrales para prevenir y mitigar las consecuencias de fallos eléctricos y otros incidentes disruptivos. La primera línea de defensa es la infraestructura. Los data centers que alojan aplicaciones de misión crítica están diseñados con redundancia en cada capa: sistemas de alimentación ininterrumpida (UPS), generadores de respaldo, climatización autónoma y múltiples enlaces de conectividad. Estas medidas aseguran la operación continua incluso si se interrumpe el suministro eléctrico o alguna conexión principal.
Además, los estándares internacionales como ISO 27001 (seguridad de la información) o los de protección de datos financieros (PCI-DSS por sus siglas en inglés) se han convertido en requisitos fundamentales. Las empresas que brindan servicios digitales deben certificar estos protocolos para demostrar su capacidad de recuperación y protección ante eventos extremos.
La resiliencia no depende solo de la infraestructura física. La amenaza creciente de ciberataques exige un enfoque proactivo en ciberseguridad. Ataques como los de denegación de servicio (DDoS), que buscan saturar los sistemas hasta volverlos inoperativos, pueden amplificar los efectos de un apagón o incluso iniciarlo. Por eso, se emplean soluciones que combinan inteligencia artificial, análisis de comportamiento y detección automatizada para anticipar y bloquear amenazas sin interrumpir la operación.
El factor humano también es decisivo
Las organizaciones han incorporado programas de concientización y capacitación continua en seguridad digital, entendiendo que la mayoría de los incidentes comienzan con errores humanos o accesos indebidos. Una cultura de seguridad es tan importante como un firewall bien configurado.
La innovación tecnológica permite a las organizaciones adaptarse con rapidez a un entorno cada vez más exigente. La nube, la computación distribuida y las arquitecturas híbridas ofrecen nuevos niveles de flexibilidad y redundancia. Ya no se trata solo de proteger un centro de datos, sino de orquestar múltiples entornos capaces de asumir la carga de manera dinámica ante cualquier contingencia, asumiendo que cada organización conectada forma parte de un sistema mayor y que el punto más débil de la cadena es aquella organización que esté menos preparada. Los sistemas de seguridad y redundancia logran cuidar el eslabón del que forman parte y contribuyen a la fortaleza del sistema integral.
En este sentido, los data centers juegan un papel fundamental durante apagones generales, actuando como pilares de continuidad digital y operativa, garantizando la continuidad de los servicios más importantes, más en un contexto donde la Inteligencia Artificial se está empleando en la automatización de procesos. Además, son los data centers los que permiten la coordinación de la recuperación de los sistemas caídos, para restaurar los servicios una vez que la energía haya regresado, inclusive apoyados por la inteligencia artificial para que esto ocurra. Todo esto es clave para el desarrollo de una economía digital como la que hoy alcanza todos los rincones productivos de la sociedad moderna.
Los apagones o incidentes masivos seguirán ocurriendo. Lo que marca la diferencia es la preparación.
Las empresas que han invertido en resiliencia digital no solo protegen sus activos, sino que se convierten en pilares de estabilidad para el resto del ecosistema. La continuidad del servicio ya no es solo una ventaja competitiva: es una responsabilidad frente a la sociedad.
Quizás, la expectativa, debería estar puesta que la próxima noticia no sea que hubo un apagón que duró más de 12 horas, sino que hubo uno, pero que la cadena de valor logró revertir el problema en poco tiempo.
Autor:
Alexandre Simcsik
Director Senior de Operaciones, Data Centers
Cirion Technologies