En la Era de la Transformación Digital, la latencia es una variable crítica en diversas actividades e innovaciones tecnológicas; servicios financieros, e-commerce, telemedicina, Gaming, entre otros.
Hace más de 250 años, cuando en 1748 Benjamín Franklin acuñó la frase “Time is money”, en su ensayo “Advice to a Young Tradesman”, probablemente no imaginó lo útil y acertada que sería su afirmación para comprender hoy la importancia de la latencia en la Era Digital.
Explicada en forma simple, la latencia es el tiempo de respuesta que existe entre que se realiza físicamente una acción, y se genera una respuesta en un dispositivo. Generalmente se mide en milisegundos (ms), y entre más baja sea, mucho mejor. Es una variable que debe tender a cero.
Ahora bien, en la Era de la Transformación Digital, la latencia es una variable crítica en diversas actividades e innovaciones tecnológicas, que van desde los servicios financieros hasta el gaming.
En el área de las finanzas e inversiones, especialmente en el trading, la velocidad al momento de realizar una transacción y que ésta se ejecute, es la clave que marca la diferencia entre ganar y perder.
Esto se ha vuelto más patente en la negociación de alta frecuencia, o high frequency trading, donde se utilizan algoritmos automatizados para ejecutar órdenes de compra y venta en el mercado financiero. Aquí solo triunfan quienes cuentan con los dispositivos capaces de operar a la más alta velocidad, conectados a tecnologías que les proveen la menor latencia posible.
De hecho, en mercados cada vez más dinámicos, la capacidad de ser más rápido que el resto, a un nivel de milisegundos, se transforma en una ventaja competitiva, por ejemplo, para las instituciones financieras, ya que además de obtener mejores resultados en sus propias carteras, pueden desarrollar nuevas oportunidades de negocio para sus clientes.
Otra actividad en la que la latencia se traduce directamente en ganancias o pérdidas es en el gaming.
En los grandes torneos internacionales de eSports, de videojuegos de combates, o de disparos, si un adversario te ataca y tienes una alta latencia, podrías quedar fuera sin haberte dado cuenta.
En cambio, si tu latencia es baja, o al menos más baja que la de tu oponente, te daría tiempo a reaccionar y, por lo tanto, seguir vivo en el juego. Cuando existen premios millonarios de por medio, contar con una baja latencia es una ventaja competitiva concreta.
Actualmente, tres son las tecnologías que permiten mover la frontera de la latencia a un nuevo nivel: la fibra óptica, el Edge Computing y el 5G. Las ventajas de cada una de ellas por separado son de amplio conocimiento público.
Sin embargo, lo que representa una verdadera innovación de carácter disruptivo es la convergencia de todas en una misma solución: las redes adaptativas.
Las soluciones de redes adaptativas impulsan la agilidad de los negocios con conexiones escalables dinámicamente, de gran ancho de banda y seguridad proactiva, mediante arquitecturas de red flexibles y bajo demanda que se ajustan en forma inteligente a las necesidades de capacidad de tiempo real, automatizando respuestas y conectándose sin complicaciones a los diversos proveedores de nube.
De esta manera, la velocidad inherente de las tecnologías ópticas y el 5G, se ve potenciada por el Edge Computing y su capacidad de acelerar el procesamiento de datos en la nube a través de una red de nodos ubicados en el borde, capaces de computar por sí mismos, evitando que los datos tengan que recorrer largas distancias, liberando de carga a la nube y agilizando el análisis en tiempo real. Esto en definitiva permite acelerar procesos, impulsar las interacciones digitales y mejorar las experiencias de los clientes.
Si hoy Benjamín Franklin pudiese conocer la importancia de una baja latencia en la Era Digital, sin duda la explicaría con solo tres palabras, “Time is money”.
Autor:
Por Ramiro Herrera
Director de Carriers
Lumen, Chile