En la actualidad las empresas manejan grandes cantidades de datos, que incrementa a medida que pasan los años, el entorno global se digitaliza y tanto los consumidores como las compañías desarrollan sus relaciones en el ecosistema de Internet. Por este motivo, el valor corporativo hoy en día se determina en parte por la data: información de clientes, del mercado, performance pasada de la compañía, etc. Gracias a esto, las empresas ajustan sus expectativas, toman decisiones más precisas y aumentan su potencial innovador.

Por lo tanto, los datos son los cimientos del desarrollo de negocios, del crecimiento empresarial y contribuyen a la oferta de nuevos productos y servicios. Entonces, ¿cómo asegurarse de que este capital corporativo se encuentre seguro? La preocupación central de las compañías es la ciberseguridad.

En los últimos años, los hackeos masivos han pasado a formar parte de la cotidianeidad en el ciber mundo, afectando a las más diversas industrias: desde el sector hotelero hasta los servicios financieros y compañías de retail, valiosas por la información detallada sobre los patrones de consumo. Es por esto que, entre las grandes corporaciones, se ha profundizado la tendencia de delegar la responsabilidad y protección de los datos en especialistas, expertos en este tipo de situaciones.

Las vulnerabilidades en materia de seguridad de algunos procesos abren las puertas para el robo sistemático de contraseñas, base de datos e información sensible alojada en computadoras o en los servicios de nubes públicas o privadas. Si bien en los últimos años, diversos softwares han sido desarrollados para minimizar los riesgos, el peligro continúa latente y las empresas deben tomar la iniciativa, de acuerdo a sus necesidades específicas.

Estudios realizados por expertos de Lumen confirmaron que las vulnerabilidades en materia de seguridad en los procesos, contact centers y base de datos propias de las empresas aumentarán exponencialmente en los próximos años. Según estudios globales de la compañía, Argentina se encuentra en el puesto 3 de países latinoamericanos en el ranking de víctimas de ciberataques, detrás de México y Brasil. En 2017, los Laboratorios de Investigación de Amenazas de Lumen rastrearon una media de 195.000 amenazas diarias, que impactaron a 104 millones de objetivos exclusivos.

Los malwares se han vuelto cada vez más sofisticados e inteligentes, incrementando también la dificultad de su detección: podrían ser capaces de engañar a los sistemas operativos, camuflarse como un mellizo de las aplicaciones regulares y acceder a información confidencial sin levantar sospechas.

Por este motivo, en la era de la transformación digital y el Big Data, pensar en ciberseguridad debe considerarse como una estrategia a largo plazo de carácter primordial.

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