Siento un especial interés por la fotografía, una atracción que comenzó en los viejos tiempos de las máquinas analógicas. A finales de los 90, y esto no es tanto tiempo, se evaluaba cuidadosamente cada toma de la máquina, y cada imagen se registraba con suma atención. Eso era así porque cualquier error era imperdonable y resultaba realmente muy complicado recuperar una imagen mal expuesta.
Hoy tengo en mis manos, en mi celular, además de una cámara fotográfica, acceso “gratuito” a decenas o cientos de aplicaciones que te permiten editar, ajustar, manipular, fusionar imágenes, incluir textos y muchas otras funcionalidades, además de canales para publicar, compartir, realizar y recibir comentarios sobre las fotos en las redes sociales.
Como usuario, no necesito tener ni la menor idea de cuán complejos son estos procesos. Dónde y cómo se desarrollaron estas aplicaciones, qué potencia computacional se necesita para realizar estas actividades, dónde se almacenan las imágenes, cómo y por dónde se transportan hasta llegar a los amigos y seguidores. Todo esto que da soporte a la adquisición, transporte, manipulación y seguridad de los datos es la parte que me parece de menor complejidad en todo el proceso, aunque esa no sea del todo la realidad.
Ya a finales de los ‘90, mientras registraba mis fotos, un tipo llamado Nicholas Carr iba madurando la idea que luego materializó en un artículo publicado en 2003, donde vaticinaba que la TI se convertiría en un commodity y que sus gestores no harían más que controlar la cuentas de consumo. Tal vez usted, que está leyendo este texto haya participado en aquella época, de los acalorados debates que causó dicho artículo. Incluso para quienes no pasaron por dicha experiencia, creo que será fácil imaginarse el impacto. En ese momento, la TI era un universo en construcción con un futuro prometedor, y pasar de líder estratégico a gerente de commodities no estaba en los planes de los profesionales del área.
El tiempo demostró que Nicholas Carr tenía algo de razón. TI, como infraestructura, debería tornarse transparente. Sería tan necesaria como la energía, y de la misma manera, su uso debería ser tan simple como enchufar un dispositivo a un tomacorriente. Pero esta era una lectura parcial del mensaje del artículo. Por otra parte, TI como aplicación e inteligencia sería el diferencial. La mayor prueba de eso está dada por el smartphone en nuestras manos.
Por compleja que sea la ingeniería necesaria para construir y conectar un smartphone, su valor para el usuario no radica allí. Si la batería de su dispositivo se agotara y le pidiera prestado a un amigo otro dispositivo del mismo modelo se encontraría con un dispositivo totalmente diferente. Cada persona descarga en su dispositivo las aplicaciones que satisfacen sus intereses personales. Probablemente una decena de estas aplicaciones sea común para la mayoría de las personas, pero los músicos tendrán aplicaciones de música, los fotógrafos de fotografía, los gourmets de cocina, y así sucesivamente. Las aplicaciones elegidas en cada dispositivo por sus usuarios definen cómo esa combinación de componentes tendrá su significado práctico.
Con la popularización de los modelos en nube esta misma experiencia de usuario final fue puesta a disposición también para los equipos de TI de empresas de todos los tamaños. Con la misma facilidad que encuentro aplicaciones, pagas o no, para editar mis fotos, una empresa también encuentra opciones de suscripción a CRM, ERP, nóminas, sistemas de comunicaciones unificadas. Incluso los antiguos paquetes de oficina con hojas de cálculo, editores de texto y presentaciones ahora están disponibles en entornos de nube, por suscripción, incluyendo el soporte de seguridad y el espacio de almacenamiento.
Este modelo de arquitectura en la nube que tornó la infraestructura aparentemente tan simple, en verdad no redujo su complejidad. Al contrario, las opciones tecnológicas ofrecidas son mucho más grandes. Hoy es muy fácil perderse entre diferentes proveedores, procesos, tecnologías y todo lo necesario para garantizar la continuidad de un negocio ante un incidente de infraestructura. Pero de la misma manera que lo que sucede con el smartphone, lo que realmente genera valor para las empresas son las aplicaciones de negocios; y es en ese aspecto en el que deberían concentrar su TI. Son estas aplicaciones las que determinan cómo se adquieren, interpretan y presentan las informaciones cruciales de la operación en formatos que permitan una valoración rápida y segura para la toma de decisiones asertiva y en el momento oportuno.
El modelo de Plataforma de Infraestructura de Lumen existe justamente para entregar este soporte a las aplicaciones corporativas, y ofrecerles a los equipos de gestión de TI comodidad y seguridad en la construcción de la base de sustentación de sus modelos de negocios digitales.
A través de la Plataforma Lumen los equipos de TI de las medianas y grandes empresas pueden consumir la infraestructura necesaria a sus proyectos como servicio, eligiendo proveedores, tecnologías e implementaciones más adecuadas para sus negocios y, sobre esta capa, conectarse a las aplicaciones de negocios que les permitirán adquirir y procesar los datos de forma para efectivamente generar valor a los clientes, colaboradores y accionistas de sus empresas.
Cuestiones complejas como la orquestación de ambientes multinube, la gestión de los costos en moneda extranjera, la construcción de sistemas de seguridad, les son facilitadas al gestor de ambiente corporativo.
Para alcanzar sus objetivos, la Plataforma Lumen fue construida sobre una extensa red mundial de fibras ópticas, con más de 720 mil km de extensión conectando diferentes países en todo el mundo a través de tecnologías como Waves, IP, SD-WAN, CDN. Esta red se conecta a más de 2200 data centers, propios y de terceros, donde muchos de los proveedores de software corporativos operan estructuras de Edge Computing y Nubes Privadas e Híbridas.
Los datos que circulan por estas rutas son monitoreados y protegidos por un complejo sistema de seguridad cibernética, capaz de detectar y mitigar ataques de DDoS, malwares, botnets y tantos otros modelos de ataque. Para que todo funcione de manera coordinada y eficiente, el ambiente se complementa mediante soluciones de colaboración. En todo el mundo, aproximadamente 40 mil profesionales experimentados y certificados garantizan la operación continua de todos los procesos necesarios para que esta promesa sea una realidad.
En un momento en el que los datos representan el valor real de los negocios, aprovechar los beneficios de una plataforma como esta, haciendo de puente entre la infraestructura y las aplicaciones específicas de negocio, pueden hacer que las previsiones de Nicholas Carr, que un día sonaran como una amenaza al sector, se transformen en el sueño de consumo de CFOs y CIOs.