Nos enfrentamos al desafío de cambiar por completo la forma en la que realizamos nuestros negocios. Necesitamos Liderazgos Exponenciales, para soluciones a problemas que ni siquiera estamos imaginando.
En toda la industria se viene trabajando desde hace tiempo el concepto de Transformación Digital, o revolución digital. Claramente, estamos viviendo en una era disruptiva; y cuando en unos años más miremos hacia atrás, distinguiremos claramente el punto de inflexión que cambió completamente las lógicas de hacer negocios.
En este punto encontraremos al auge de Internet, las tecnologías Mobile, el Big Data y los sistemas Cloud. Básicamente, lo que ha sucedido es que los datos tomaron un rol central en nuestros procesos, reestructurando los modelos de negocios y haciéndolos girar alrededor de la información.
Después, esto avanzó a lo que tiene que ver con la experiencia del cliente. Pasamos de brindar productos, a servicios; de servicios, a experiencias; del concepto de cliente, a comunidad. Una prueba de este cambio fue la irrupción de startups que tuvieron un efecto transformador increíble, modificando industrias completas, como Amazon, Netflix, Spotify, Airbnb.
También se vieron impactadas nuestras vidas personales. Las redes sociales, como Instagram, o Facebook, modificaron el modo en que socializamos; Whatsapp modificó el modo de comunicarnos, y Google lo hizo con la manera en la que nos informamos.
Ahora, cuando se analiza este proceso, lo que está subyacente a la revolución digital, son las Dinámicas Exponenciales.
Crecimiento y Dinámicas Exponenciales
El desarrollo tecnológico que vemos día a día se mueve gracias a una dinámica de crecimiento exponencial y, por lo tanto, nuestros negocios también. Esto se produce por un efecto de retroalimentación, de la misma información que generamos, en el que las innovaciones comienzan a suceder a un ritmo cada vez más acelerado y vertiginoso.
Sin embargo, también estamos detectando problemas que tienen una naturaleza exponencial, y que, en consecuencia, son interesantes de abordar ya que nos empujan al límite de lo que hoy estamos en condiciones de resolver.
El primero que surge, es que las Dinámicas Exponenciales son completamente anti-intuitivas. Nuestra cabeza está pensada para resolver problemas lineales, polinómicos, pero se bloquea cuando queremos pensar un proceso exponencial.
A modo de ejemplo, si tuviéramos una hoja lo suficientemente grande para doblarla sobre si misma durante un minuto, primero en 2, después en 4, 8, 16, y así sucesivamente; en un minuto realizaríamos alrededor de 43 dobleces, y eso alcanzaría una altura de papeles plegados equivalente… a la distancia entre la tierra y la luna. La matemática tras este cálculo es 0,1 mm (el grosor de una hoja de papel) multiplicado por 2, elevado a 43 (0,1 X 2⁴³). El resultado, convertido en kilómetros da un total de 440.000 Km. Al principio nos negamos a entender esto, nos parece algo que está mal, pero es así.
Otra problemática tiene que ver con el actual método de encriptación de casi todos los datos e información que usamos, el RSA. Éste se basa en que, para codificar una clave, la cantidad de operaciones matemáticas que se deben realizar crece exponencialmente con la longitud de la palabra que se utiliza para encriptar.
Entonces, factorizar esa clave implica que una computadora clásica, las más poderosas de las que podemos disponer hoy, estén cientos de años realizando cuentas para decodificar ese número. De esta forma, toda nuestra seguridad informática actual se basa en que las computadoras no son aptas para resolver problemas donde la cantidad de operaciones crece exponencialmente, y eso es porque las computadoras trabajan de un modo secuencial.
¿Pero qué pasaría si surge una tecnología que pueda manejar el computo exponencial?
Cambiémosle el nombre a esta Transformación Digital. Lo llamaremos Capitalismo Cuántico, y junto a ello, consideremos también la existencia de la Computación Cuántica.
Richard Feynman vislumbró que sería necesario desarrollar una computadora cuántica para resolver los problemas del futuro, allá por 1982. Mientras la computación clásica se basa en bits, ceros y unos; y opera secuencialmente con estos bits, operar con una computadora cuántica es totalmente distinto, ya que, por la naturaleza de los fenómenos cuánticos, un qubit (Bit Cuántico, unidad constitutiva de la Teoría de la Información Cuántica, y que puede ser manipulado arbitrariamente) puede estar en infinitos estados simultáneamente.
Con eso se logra una potencia de cálculo que crece exponencialmente con la cantidad de qubits. Por eso la computación cuántica es naturalmente exponencial.
Las computadoras cuánticas permiten operar donde hoy no podemos con una computadora clásica, y en este escenario, vamos a tener que cambiar completamente nuestros paradigmas, incluso, hacia un liderazgo exponencial.
Un líder exponencial deberá tener una avanzada capacidad de anticipación de entornos futuros, detectar en forma temprana las nuevas tecnologías, encontrar modos completamente diferentes de crear valor y desarrollar nuevos servicios para mejorar la calidad de vida.
Además, este Capitalismo Cuántico exigirá a los líderes exponenciales nuevas competencias para lograr el éxito en sus negocios, como realizar una continua prospección de tecnologías con potencial disruptivo; detectando las que puedan brindar nuevos modos de producir, gestionar y entregar productos y servicios.
También deberá realizar una continua prospección de su entorno de negocios, identificando startups que pueden causar una disrupción en los modelos, y emprendimientos que puedan cambiar la industria.
Finalmente, si queremos que nuestras organizaciones, y nuestros modelos de negocios tengan oportunidades en este nuevo escenario de Transformación Digital, de Capitalismo Cuántico; necesitamos desarrollar una oferta sustentada en la información, en negocios basados en plataformas, con procesos automáticos y escalables, y entender que los algoritmos pasarán a ser el core de los negocios.
Este es el gran desafío, aprender a aprovechar esto, aprender a capitalizar estas dinámicas, y a introducirlas dentro de nuestros proyectos, de nuestras compañías; porque acá está la clave de cómo el mundo de los negocios irá evolucionando.
Autor:
Luis Piccolo
Vicepresidente de Ventas, Cluster Sur
Lumen, América Latina